Construir y acompañar procesos desde la economía social y solidaria (ESS) significa poner en primer lugar a las personas y no a la acumulación de dinero, comprender al mercado desde una perspectiva más allá de la transacción de intercambio, así como reconocer el valor de las acciones comunitarias. En un escenario global donde predomina el paradigma de aumentar la producción (mayor PIB), así como el beneficio económico y el consumo, la ESS apuesta por una economía más justa, inclusiva y sostenible, donde se reconozcan las diversidades culturales, la soberanía de los pueblos y los impactos ambientales de la acción humana.

La ESS se propone como un enfoque para la transformación social que fortalezca y promueva iniciativas y redes alternativas y autónomas en todas las esferas del ciclo económico (financiación, producción, distribución, comercialización y consumo). Se fundamenta en una serie principios: equidad, trabajo digno, sostenibilidad ecológica, cooperación, reparto justo de la riqueza y compromiso con el entorno. En el marco de la ESS se articulan diferentes actores que aportan puntos de vista, habilidades, experiencias y recursos a la construcción de procesos alternativos y transformadores.

Estos procesos implican retos en la articulación de actores en torno a la cohesión frente a los principios de la ESS y la generación de tramas de valor económico, cultural, simbólico y político. Así, requieren de un ejercicio colectivo de coordinación, de cooperación y de corresponsabilidad. En el trabajo de ATI se visibilizan dichos retos y se acompaña en el fortalecimiento de capacidades para viabilizar ese ejercicio colectivo, desde la pedagogía, así como el fomento de nuevas relaciones de producción, distribución y consumo.

Se promueve, igualmente, la incidencia política con miras a la generación de contextos normativos más favorables para los procesos de la ESS. Así mismo, se busca evidenciar el rol primordial de las mujeres en las economías propias y del cuidado, de manera que sean referente y sujeto prioritario en el ámbito de las políticas.

Tres claves de la Economía Social y Solidaria (ESS) son:

1. Implica la construcción progresiva de relaciones sociales basadas en la cooperación, reciprocidad, confianza, equidad y lealtad, llenando de contenido en la práctica la justicia, el derecho a la diferencia étnica, de género y generacional. Parte de la diversidad y responde a necesidades específicas; por lo tanto, no se convierte en un único modelo de acción sino en una apuesta plural y multidiversa.

2. Coloca por encima del dinero y la concentración de poder, a la vida, como esa unión indisoluble de la naturaleza y el ser humano.

3. Genera otras formas de relacionamiento para la producción y el consumo de bienes y servicios que busca fortalecer a las personas y no a los capitales, valora la vida y el trabajo, reconoce la individualidad y las capacidades, motiva la autoconfianza y la confianza en los demás. Exige ética, transparencia, participación, equilibrio en las relaciones y acceso a los conocimientos e informaciones. Fomenta el trabajo colectivo organizado, con toma de decisiones conscientes y responsables frente a la forma de producir y distribuir la riqueza.

Por último, se considera relevante la comunicación y divulgación de los procesos de la ESS, a fin de que más actores y colectivos las reconozcan, facilitando su articulación o replica.

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