En territorios de la Comunidad Arhuaca en la Sierra Nevada de Santa Marta, se encontraban trabajando un grupo de personas en temas culturales, educativos, sociales, entre otros, quienes establecieron fuertes relaciones de cercanía con los pobladores de dicho territorio, coincidiendo con intereses y sueños comunes lo cual se concretó en el nacimiento de ATI en el año de 1985.
Esta relación ha perdurado a través del tiempo y se ha enriquecido desde los aprendizajes mutuos, especialmente de la sabiduría de una cultura que ha permanecido a pesar de los diferentes embates que históricamente ha sufrido y desde la cual ha iluminado el camino de ATI en la comprensión y el amor por la naturaleza, a sentirnos parte reconociendo que nuestra existencia como personas y como organización depende de la defensa que hagamos de ella.